El "oh, vamos a volver" retumba en la Legislatura porteña. Es un canto que nace desde lo más profundo del alma, que brota por la sangre azulgrana, que se hace eco en los corazones de una noche histórica, inolvidable, única y para siempre, con más de un centenar de Cuervos y Cuervas en el recinto donde se vota, miles en los alrededores del edificio y millones prendidos por las calles del mundo que tienen como destino el barrio que a San Lorenzo lo vio nacer... De Boedo vengo, ¡y a Boedo vuelvo!
Ese 15 de noviembre de 2012 es una fecha grabada a fuego en la vida del Ciclón. Una goleada que no se compara con ninguna otra. ¡50 a 0! Los goles de Martino, de Sanfi, del Lobo Fischer, del Gringo Scotta, el último grito de Mario Rizzi y los que vendrán. Todas las manos alzadas en la Legislatura para estampar esa decisión unánime de darle espíritu Santo a una reparación que mitiga dolorosas heridas y salda injusticias del pasado. Una gesta incomparable, respaldada por decenas de miles que creyeron, marcharon, apoyaron y se unieron en el desarraigo y todos juntos fueron detrás de una utopía que dejó de ser tal cuando el empuje de la fe se encontró con el voto de la Ley de Restitución Histórica.
Ya se habían vivido otras jornadas que nos erizaron la piel de cuervos. Largas tardes de compromiso, aquella noche fría también en la puerta de la Legislatura y esa conmovedora caravana de 100 mil fieles a Plaza de Mayo son algunas de las más significativas. Pero fue esa madrugada de hace cinco años que volvieron a abrirse las compuertas de Tierra Santa. Y a partir de ahí vinieron el Fideicomiso, el esfuerzo de los que aportaron su metro cuadrado para convertirse en Socios Refundadores, las arduas y fructíferas negociaciones de la dirigencia para comprarle los terrenos de Av. La Plata a Carrefour, la construcción de un Polideportivo de primer nivel en Mármol y Salcedo, la firma del boleto, el pago de las cuotas y, entre otras cosas, la próxima inauguración de la sede administrativa en la esquina Las Casas. Fechas como éstas, en definitiva, nos llenan de orgullo y nos hacen ir por más. ¡Salud a todo el pueblo sanlorencista!
El camino a Boedo