Por momentos parece que el pasado, el presente y el futuro corren por las calles de Boedo. Por dos caminos que se entrelazan intrínsecamente. Un sentimiento de identidad que hace que, más que con las piernas, se corra con el corazón. Con ese corazón azulgrana impulsado por los latidos de la pasión. Que no frena. Que no claudica. La 11ª edición de la maratón Delfo Cabrera estuvo repleta de emociones: con más de 2.000 inscriptos, se corrió por las calles del barrio que vio nacer al Ciclón, hasta pisar el césped del Pedro Bidegain. La emoción latente de una jornada para el recuerdo.
Hubo muchas familias que decoraron las calles del barrio y se acercaron a pasar un lindo momento. Hubo hijos de la mano de sus padres, directivos, socios, festejos al cruzar la meta, besos al escudo o al césped del Nuevo Gasometro, directivos e hinchas de otros clubes que no se lo quisieron perder. Gente del barrio, fanáticas cuervas, fanáticos Cuervos y hasta competidores que intentaron romper sus marcas en 10 o 3 kilómetros. A todos les salieron alas azulgrana y se echaron a volar.
La maratón contó con la impecable conducción de Melina De Piano y Juanjo Buscalia quienes entregaron las medallas a los ganadores y pusieron sus voces para relatar el momento. Los corredores disfrutaron de una excelente organización de San Lorenzo, en conjunto con el Club de Corredores y con el apoyo de Banco Ciudad, Powerade, Farmacias La Santé y Doctor Red.
De Boedo al Bidegain. Y de Bidegain a Boedo. Los Cuervos corren, como llevando en ellos una parte de la historia que los hace volar para volver a casa. Y dejar una muestra más de que San Lorenzo está volviendo. O quizá nunca se fue...