San Lorenzo le ganó un partidazo a Boca por 3-2 y sumó su primera victoria en el Torneo de Leyendas. Ganas. Actitud. Una buena ofensiva y muchísimo corazón. Un corazón de Ciclón. ¡Muy bien, muchachos!
El Ciclón salió con más presencia en la cancha, se asentó rápido, se hizo cargo de la pelota y con velocidad por las bandas empezó a lastimar a un Xeneize que estaba errático a la hora de la tenencia. La más clara la tuvo Pipo Gorosito, con un tiro libre desde afuera del área: zurda clavada en el césped, el empeine derecho que se acuesta sobre la pelota, la redonda que vence la barrera y el Mono Navarro Montoya que se luce conteniendo el tiro con la mano izquierda. ¡Sí, era un golazo! Pero cuando San Lorenzo se seguía agarrando la cabeza por esa jugada que no pudo ser, Filomeno aprovechó un desconcierto en la defensa rival, capturó un rebote en el área, le puso un frentazo y estampó el 1-0 con el que se fue la primera mitad.
En el complemento, el partido adquirió mucho vaivén y la intensidad se hizo cada vez mayor. Pero eso no era todo: además de llegar, los equipos capitalizaban: Pompei empató para Boca, Gallardo volvió a adelantar a San Lorenzo y, minutitos más tarde, el Xeneize gritó el empate en un contragolpe letal. Con el 2-2, había suspenso, había choque en la mitad de la cancha y, lógicamente, mucho nerviosismo. Pero cuando las papas queman, los que aparecen son los buenos jugadores: Gorosito le dio lucidez a una jugada que venía estancada en el medio del campo, habilitó a Navarro que se escapó por la izquierda, tiró el centro y Filomeno, con un puntazo, le dio el triunfo al conjunto azulgrana por 3-2. Puño cerrado y el grito de gol que suena bien fuerte. Tan fuerte, porque viene desde el corazón. Del corazón de Ciclón, ése que hizo ganar el partido.