Un buen sorbo

Por un momento la grada parece rugir al sonar de los aplausos. La tribuna reza: "A San Loreeeenzo cada vez lo quieeeero más". La noche brilla desde las luces del Nuevo Gasómetro que se obnubilan enfocando al Ciclón. El aire es espeso. El sonido por momentos se vuelve confuso. Los jugadores se funden en un mismo abrazo: la azulgrana parece ser un solo color. Ganó San Lorenzo.

Y no fue un triunfo más, sino de ésos que en el mundo del fútbol se catalogan como triunfazo: 3-1 a Nacional de Uruguay por la ida de los octavos de final de la CONMEBOL Sudamericana. El Ciclón jugó un muy buen partido, con intensidad en la marca, con velocidad en el ataque y con la efectividad de sus goleadores: Blandi, el capitán, convirtió dos tantos y antes Reniero había generado el remate que Erramuspe terminó empujando en su propio arco.

San Lorenzo salió metido desde el inicio, lastimando por el desequilibrio de Mouche y Botta para abastecer a sus dos delanteros, Blandi y Reniero. A los 18 minutos de la primera etapa, Elías Pereyra se incorporó bien en ataque, metió el centro para que Reniero respondiera de volea y, tras rebotar en Erramuspe, la bola ingresó al arco del Bolso para el 1-0. Catorce minutos más tarde, la jugada nació desde el otro lateral: presión de Salazar para que se la llevara Blandi y, con un bombazo esquinado, estampara el 2-0 con el que cerró el primer tiempo.

En la segunda mitad, San Lorenzo siguió siendo protagonista porque se hizo cargo de la tenencia y continuó lastimando por los laterales. Una jugada aislada derivó en penal para Nacional, que Bergessio canjeó por gol. Igual, ahí no terminó la historia: porque el Ciclón volvió a la carga y tuvo premio. Gudiño puso quinta a fondo por la derecha, Ocampo lo derribó dentro del área y Blandi, desde los 12 pasos, puso cifras definitas: 3-1. ¿Ahora? A definir en Montevideo, entre el 25 y 27 de septiembre, en el Gran Parque Central, donde el Ciclón intentará defender la ventaja y meterse en los cuartos de final de la CONMEBOL Sudamericana.

Las luces del Bidegain se apagan. El estadio se vacía. La noche canta su fin.

¡Vamo' arriba, San Lorenzo!