#Balance2018

Un año inolvidable

El Ciclón le sacó lustre al parquet y vivió una de las temporadas más lindas de su historia con la obtención de la Copa Argentina, el Torneo de AFA y la clasificación a la Libertadores. Los héroes repasan el camino al éxito y aseguran que en 2019 irán por más.

Un año inolvidable

Hubo un tiempo que soñar fue más difícil. Fue más difícil, quizá, porque otro sol nos iluminaba o las estrellas se miraban desde un poco más lejos. Otros tiempos: donde Vidal todavía no desgarraba redes y gargantas, era apenas un pibe que dejaba atrás Río Grande para probar el parquet de Buenos Aires con aspiraciones de grandeza. Tiempos distintos: cuando Steccato recién aprendía a volar de palo a palo, Quintairos jugaba a ser Pipo Gorosito en las canchitas del barrio, y Damián Stazzone era apenas un Cuervo que dibujaba gambetas en alguna calle de Flores.

Pero fueron esos sueños los que, unidos, llevaron a que, hoy en día, este balance pueda ser una realidad tan palpable. Un balance de fin de 2018 que incluye tres copas en la vitrina azulgrana. San Lorenzo terminó un año espectacular coronándose campeón de la Copa Argentina, el Torneo de AFA y ganándole la Superfinal a Villa La Ñata para obtener, también, el pasaje a la Copa Libertadores 2019. "El balance es recontra positivo. Pero en estos momentos hay que tener los pies sobre la tierra: tuvimos un año muy lindo, pero no queremos quedarnos con esto, sino ir por más. Me gustaría agradecerle a jugadores, cuerpo técnico y a toda la gente que trabajó para que podamos lograr los objetivos", analiza Damián Stazzone.

 
 

El largo camino, que comenzó en enero, tuvo un tropiezo en la Supercopa, donde San Lorenzo quedaría afuera en semifinales tras perder por 2-1 ante Boca. Con trabajo, esfuerzo y dedicación, el Ciclón empezó a revertir una imagen desde el juego y a incrementar una ilusión que fue la bandera del equipo. En octubre, llegó el primer fruto de lo sembrado: en un Gorki Grana repleto de Cuervos y Cuervas, el equipo de Ruscica le ganó 3-1 a Kimberley con doblete de Menzeguez y un tanto de Bolo, y se coronó en la Copa Argentina. Antes, tuvo un camino muy duro eliminando a Argentinos Juniors, Pinocho, River, Ferro e Independiente. "La clave de todo esto fue el hambre de gloria. Para ganar algo no necesitás buenos jugadores, sino un grupo de personas que sepa lo que quieren y tire para el mismo lado", cuenta Steccato.

 

Después, San Lorenzo cerraría la Fase Regular del Torneo de AFA en lo más alto de la tabla de posiciones con números espectaculares: 21 partidos ganados, uno solo empatado y apenas ocho derrotas. Tal performance le permitió tener ventaja deportiva durante toda la Fase Final y sacar ventaja desde otro lado: definir en Boedo. Mariano Quintairos, un Cuervo dentro de la cancha, rescata ese plus: "Lo de la gente fue tremendo. Nos acompañó a todos lados. De local o de visitante. Haciéndose sentir, alentando sin parar y apoyando para que podamos dar todo. Jugar en el Poli es algo realmente hermoso".

 
 

Ya con Lucas Bolo y Juan Rodríguez, los dos refuerzos que llegaron a mitad de año, absolutamente afianzados, San Lorenzo tocó su pico de nivel en los Playoffs. En cuartos de final aplastó a Kimberley por 10-6, en Semis tuvo que batallar ante Boca en un cruce tremendo (donde le ganó por un global de 5-3) y se coronó en la final ante Villa La Ñata con un 3-2 en la ida y un 2-1 en Boedo. "Sentí una alegría inmensa. Cumplimos todos los objetivos que nos propusimos. Paso a paso nos quedamos con la Copa Argentina, después fuimos por el Torneo y coronamos el año con la clasificación a la Libertadores. Me pone contento por toda la gente que trabajó para hacer esto posible. Es un orgullo enorme formar parte de un equipo que dio absolutamente todo", dice el Gallego Rodríguez.

 

El camino tendría un pequeño tropezón antes de cerrar el año con todos los festejos: en la Liga Nacional, San Lorenzo cayó en semifinales ante Villa La Ñata y no pudo obtener el pasaje directo a la próxima edición de la Copa Libertadores; tuvo que jugar, justamente ante el Naranja, una Superfinal en el Club Alvear. El Ciclón confirmó dentro de la cancha que es un equipazo y que merecía sacar pasaje para la cita continental: triunfo 2-1 con goles de Rodríguez y Stazzone. "Es una alegría enorme. Queríamos coronar este gran año con la clasificación a la Libertadores y, por suerte, se pudo lograr. Pero esto no es todo: el año que viene buscaremos hacer historia en la Copa", promete Vidal.

 

A su vez, en Divisiones Inferiores se siguió con el hilo de crecimiento, aprendizaje y momentos vividos: la Séptima División se coronó campeona en el Apertura y el grupo de chicos alcanzó su tercer título en dos años. En promocionales se siguió obteniendo grandes resultados y la categoría Sub 15 logró dar la vuelta olímpica en un torneo organizado en Bariloche. "Me llena de orgullo ver cómo representan la camiseta estos nenes. En Inferiores la clave está en ser constante, en generar grupos unidos de buenos chicos, no en ganar campeonatos", agrega el DT del equipo, Rubén Pérez.

 

"Se lograron todos los objetivos que nos propusimos en enero, por lo cual es una alegría inmensa, pero lo más importante fue generar un equipo con sentido de pertenencia que represente lo que quiere el hincha. Esas cosas quedan para siempre", cierra Bruno Calabria, el manager de la disciplina.

 

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